"Estamos muriendo uno a uno", dijo una mujer que alcanzó a escuchar el alcalde de Miami, Tomás Regalado, cuando iba entrando a la iglesia.
"Somos una generación que va muriendo. Este es un momento muy triste porque la gente se identificaba con ella", agregó Regalado.
"La gente siente que también morirán como exiliados y eso es lo peor". Miles de personas, la mayoría exiliados cubanos contemporáneos a Guillot, se presentaron el miércoles en la iglesia de San Miguel Arcángel para rendir un homenaje póstumo a la reina del bolero.Una serie de fotografías en blanco y negro de Guillot grabando sus canciones, en el escenario y con su familia se proyectaron sobre un muro y dentro de su ataúd fue colocada una bandera cubana.
Afuera, una serie de altavoces inundaban el estacionamiento de la iglesia con la privilegiada voz de Guillot.
Fue la primera cantante latinoamericana que logró presentarse en el emblemático Carnegie Hall de Nueva York y en su carrera cosechó 10 discos de platino y 14 de oro.
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