El próximo martes, 19 de octubre, Alcalá verá en sus calles a una Princesa de Asturias un tanto distinta a la de 2006 y 2008.Y es que algunas cosas han cambiado desde entonces para Letizia Ortiz, que entregará el premio Cervantes Chico de literatura infantil y juvenil a Fernando Lalana. El reencuentro con la ciudad complutense servirá para medir el grado de popularidad de una mujer que, mal que le pese a los ‘peñafieles’ de turno y a los monárquicos más rancios, ya brilla con luz propia en la Casa Real.
Es indudable que a la consorte del heredero de la Corona ya no se la observa con las mismas dioptrías que hace cuatro años, cuando Alcalá se convirtió en una muesca más del periplo principesco que, junto con Felipe de Borbón, realizó por la geografía española. Ni tampoco con las de hace un bienio, cuando su primer apadrinamiento del Cervantes Chico, generó cierta polémica por el choque de trenes entre el protocolo y la seguridad de Zarzuela y una cohorte de padres empeñados en ver a sus emperifollados niños compartiendo escenario con la futura consorte.
La Letizia Ortiz que verá Alcalá el próximo martes será una Princesa que ya sabe volar por sí sola desde el nido palaciego: de ir de la mano de Felipe donde se terciara tan alta presencia, ha pasado a manejar su propio moleskine de eventos cortesanos y sociales, culturales y solidarios. Ello ha contribuido, además, a que sea, quizás, el miembro de la Familia Real que más venda en los medios de comunicación.
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