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16 nov 2009
Los Duques de Lugo. Nunca un divorcio había dado tanto de que hablar
El divorcio de los duques de Lugo etá en boca de todos y podría estar muy cerca, de hecho, Don Jaime de Marichalar se ha hecho con los servicios de una abogada matrimonialista de mucho prestigio, Concha Sierra.
Según parece, no existe problema alguno con la custodia y las visitas a los niños, algo sobre lo que ha habido acuerdo desde el principio. La discordia surge cuando, según se puede escuchar en los medios, el duque de Lugo pretende mantener, tras el divorcio, el mismo tren de vida que cuando era esposo de la infanta Elena.
No es un secreto que a Don Jaime le gusta el lujo e ir a la última moda, algo que sería complicado si se confirma que podría perder su puesto como presidente de la fundación AXA-Winterthur, así como su cargo de consejero de la firma Loewe.
Algo que salta a la vista es lo distinto que han afrontado la separación uno y otro. Mientras a la infanta Elena la vemos más activa y dinámica que nunca, la imagen de Don Jaime es la de un hombre decaído y solitario.
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Elena y Marichalar
ResponderEliminarque se casaron felices
ya se van a divorciar,
¡se acabaron las perdices!.
No sé si fué su estilismo
o su cara singular
pero ya le da lo mismo
a la infanta de Papá:
su cuento y su principito
al final acaban mal.
Hay quien con sorna ya dijo
que eran tal para cual:
él con un aire de pijo
que no se puede aguantar
y ella de aspecto rarito
y con casco de montar.
A ella la recordamos
llorando en las Olimpiadas
cuando desfiló su hermano
con bandera roja y gualda.
Él se nos viene a la mente
con una corbata ortera
y con el rumor perenne
del por qué de su cojera.
La verdad es que han tenido
entre los dos una cosa
que compensa lo vivido
y ese es Froilán, su hijo,
que bien podía ese niño
heredar nuestra corona
y hacernos más divertido
los discursos cuando tocan.
A mí me parece bien
que si quieren se divorcien,
lo que parece esquizoide
es que lo anulen también:
¿Es que no se conocían?
Se les veía de lejos.
¿O ella es que no sabía
que él era tela de feo
y no el hombre de sus sueños?
Y él también nos mentiría
si dijera, a tumba abierta,
que él la eligió en su día
por ser ella una lumbrera.
Que ambos se conocían
y él, algo fresco, sabía
que ella mucho no tenía
bajo la tapa del delco.